Pyrgos es un pueblo pequeño, de calles empedradas, y laberínticas, que van subiendo a través de una colina. Lo mejor para recorrerlo, es perderse y deambular por sus callejuelas (haciendo breves paradas para tomar aire, porque el camino es siempre ascendente). Se puede recorrer en un par de horas, y es ideal ir para ver el atardecer, lejos del bullicio turístico.
En Pyrgos hay más de 30 iglesias (y decenas de gatos). En el punto más alto, está el monasterio del Profeta Elías, también las ruinas de un antiguo castillo medieval veneciano. Las casas de Pyrgos están pintadas de ocres, blancos, celestes y turquesas. Tras las puertas, se esconden encantadoras tavernas y bares, tiendas de artesanías, posadas, y viviendas familiares. También es posible visitar Cultural Village, un pequeño museo, centro cultural y hostal, muy interesante.
Desde el punto más alto de la colina, tendrás una magnífica vista panorámica de gran parte de la isla de Santorini, incluyendo sus otros pueblos, los acantilados, y el mar. Al ser el sitio más alto de la isla, es un gran lugar para ver el atardecer, desde alguna de sus terrazas. Desde los cómodos sillones de la terraza de Franco’s, uno de los bares más elegidos por las vistas, podrás disfrutar de la última luz del día, tomando un café o una copa de vino, lejos de la multitud de turistas.
Si tienes la oportunidad de visitar Pyrgos durante la celebración de Semana Santa, verás un espectáculo único. Cientos de antorchas y faroles, se prenden por la noche del Viernes Santo, dotando al pueblo de un ambiente totalmente mágico.
Es uno de los secretos mejor guardados de Grecia: con solo 650 habitantes, es duena de uno de los pueblos mas tradicionales de las islas griegas, de playas virgenes en donde las sombrillas se reemplazan por arboles de olivos, con un hotel que funciona solo a la luz de las velas y atardeceres para enamorarte. Ademas, es el lugar preferido por los locales para celebrar sus casamientos. ?Mas romantico, imposible!